31 mayo 2008

Déjame predicar tu Nombre

Señor Jesús, quédate conmigo, Señor, y habita en mí y brillaré con tu luz. Así podré convertirme en luz para otros. Esa luz será sólo tuya, no mía. Serás Tú, no yo, el que ilumine el mundo, a través de mí.

Te serviré de instrumento para que tú ilumines a los demás. Seré la alabanza que Tú prefieres: lámpara encendida que disipe la tiniebla del mundo, para que conozcan tu gloria, tu verdad y tu voluntad

Transparéntate a través de mí, y que todos los que encuentre puedan sentir tu Presencia en mí. Que, mirándome, te vean sólo a Ti, Señor.

Déjame predicar tu Nombre sin palabras: con la fuerza de atracción de mi vida contigo, con el entusiasmo evidente de mi amistad contigo.

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