01 junio 2008

Un joven que quiera ser jesuita (2)

Seguimos proponiendo los rasgos del joven que quisiera ser jesuita:
Vida religiosa apostólica: desea ser pobre, casto, obediente porque nuestros votos hacen posible nuestra con-formación con Jesús a la vez que hacen clara y visible nuestra disponibilidad a la llamada del Señor. Esta disponibilidad se expresa en formas muy variadas y por ello, como “compañeros en una misma familia”, compartimos la vocación hermanos, coadjutores espirituales, padres profesos y escolares en formación. Son gracias diferentes en el seno de un mismo cuerpo apostólico en el que los jesuitas encontramos nuestra identidad no solos sino en compañía. La aptitud para vivir en comunidad es clave en nuestra vocación puesto que identidad, comunidad y misión son una suerte de tríptico que arroja luz verde para entender mejor nuestro compañerismo.

Amor a la Iglesia: el joven que quiera ser jesuita debe saber que los jesuitas estamos vinculados de un modo particular con el Papa, el Vicario de Cristo, y desea tener con él una particular relación “afectiva y efectiva” al optar por la Compañía. El cuarto voto, “nuestro principio y principal fundamento”, expresa un aspecto clave de nuestro carisma y define nuestro lugar en la Iglesia. Al mismo tiempo, es garantía de la universalidad de nuestra misión y nos dispone a servir a la Iglesia donde el Papa nos requiera.

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