Padre Eterno, tú que tomaste la iniciativa exponiendo a Jesucristo el deseo de Ignacio de Loyola, diciéndole: "quiero que recibas a éste en tu servicio"
Y que, a su vez Jesucristo, que hace siempre tu voluntad, respondió dirigiéndose a Ignacio: "quiero que tú nos sirvas", tómanos a nosotros, como hiciste con Ignacio, en tu servicio y en el servicio a nuestros hermanos.
Que tu Gracia ilumine siempre la trayectoria de la Compañía, y nos ayude a comprender el sentido de nuestra vocación.
Que nos haga creativos y disponibles, haciéndonos -para los demás- hombres sin distracciones a ejemplo de Cristo.
El mundo necesita hoy de hombres con fe, fuertes, desinteresados, confiados, dispuestos a dar su vida por los demás. Ello no se hace sin Gracias especiales; nuestra vocación en el mundo de hoy es demasiado difícil. Por eso, pedimos a María que nos ponga con su Hijo.
Y que, a su vez Jesucristo, que hace siempre tu voluntad, respondió dirigiéndose a Ignacio: "quiero que tú nos sirvas", tómanos a nosotros, como hiciste con Ignacio, en tu servicio y en el servicio a nuestros hermanos.
Que tu Gracia ilumine siempre la trayectoria de la Compañía, y nos ayude a comprender el sentido de nuestra vocación.
Que nos haga creativos y disponibles, haciéndonos -para los demás- hombres sin distracciones a ejemplo de Cristo.
El mundo necesita hoy de hombres con fe, fuertes, desinteresados, confiados, dispuestos a dar su vida por los demás. Ello no se hace sin Gracias especiales; nuestra vocación en el mundo de hoy es demasiado difícil. Por eso, pedimos a María que nos ponga con su Hijo.
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