05 abril 2010

Letanías de los Santos de la Compañía

Los santos de la Compañía aprendieron a unir su amor a Dios con una profunda cercanía al hermano. Comprendieron que su limitación personal no era únicamente una realidad a vivir como actitud oracional, sino también, un modo de relación y de acceso al prójimo. Fueron personas profundamente afectadas por el Cristo pobre y humilde que san Ignacio nos invita a contemplar en los Ejercicios. La Iglesia los reconoce como punto de referencia, ánimo y consuelo. Ellos, con su vida y disponibilidad son quienes más ardientemente nos hablan de Dios. Te rogamos, Señor, por su intercesión

Francisco Javier, corazón encendido por el amor de Dios. Acrecienta nuestro deseo de compartir la pasión por el Reino sin fronteras.

Alonso Rodríguez, de profunda humildad de corazón. Ayúdanos a acercarnos cada día más a nuestro Señor Jesús.

Pedro Claver, esclavo de los esclavos negros. Asócianos a la locura de la cruz que hoy atormenta al mundo.

Francisco de Borja, buscador de los valores que nunca caducan. Ayúdanos a reconocer a Dios en todo aquello que pasa.

Roberto Belarmino, atravesado por un hondo amor a Dios. Enséñanos a amar y servir a la Iglesia con fidelidad y confianza.

Juan Francisco Regis, de oración continua, amigo íntimo de Dios, enamorado de Cristo. Enséñanos a descubrir a Cristo en el servicio a los más pobres.

Luis Gonzaga, que rechazaste las riquezas y preferiste la pobreza con Cristo pobre. Llévanos a servir con amor al hermano solo, sufriente y enfermo.

Ignacio de Loyola, querido maestro en el único Maestro. Pide a nuestro amigo Jesús fuerzas para vivir en tu mismo camino espiritual.

Oremos. Señor Jesús, te pedimos llames a nuevos jóvenes a tu Compañía, para que poniéndose bajo tu bandera, ofrezcan todo lo que son y tienen a tu servicio y alabanza. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

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