Donde hay amor, allí se nos va la mirada. Los ojos y el corazón siempre están unidos. La primera mirada del amor es una mirada que se acerca a la persona a la que ama. Más aún, que se abaja, sin importarle perder la situación de privilegio, que se despoja por amor, por deseo ardiente de cercanía y de implicación. La intensidad del amor le hace ponerse a los pies de aquellos a quienes ama y servirles. Despojado de todo, como un esclavo que quiere demostrar cuánto ha deseado la hora de la entrega.
p
El corazón, palabra esencial, inicia un movimiento de proximidad, y se nos hace servidor y amigo. Un corazón que sólo se nos revela acercándose al nuestro, poniéndose la toalla a la cintura y lavando nuestros pies. Se hace sirviente de los que tanto ama. Corazón que se muestra en una inclinación de todo el cuerpo para servir.
No hay comentarios :
Publicar un comentario