El Evangelio de este domingo: Lucas 13,1-9
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Sabemos que con muchísima frecuencia Israel es comparado con una vid, pero también se ha comparado a Israel con una higuera. Es interesante que ambas imágenes se mezclan algunas veces en los profetas (Jer 8,13; Os 9,10; Mi 7,1).
La vid representa a Israel y la higuera a Jerusalén, probablemente el uso de ambas imágenes tiene como intención simplemente reforzar la idea (ver Mi 4,4) y que quede muy claro de quienes se está hablando, de Israel, y de ese modo mover a la conversión (metánoia) que es el centro de toda la unidad.
El propietario del campo ha ido a buscar frutos en la higuera y no los ha encontrado. Lo ha venido haciendo desde hace tres años y ahora, finalmente, está decidido: cortará la higuera. Lo sorprendente ocurre con la intercesión del viñador: él se ocupará de dar alimento y bebida a la planta y mueve al dueño a una nueva y última esperanza, en este caso un año.
Este será la última oportunidad del árbol de dar frutos, sino será cortado. Como otras parábolas, el final permanece abierto, no sabemos si la higuera dio o no el fruto esperado, como no sabemos si el hijo mayor entró a la fiesta del padre por el regreso del hijo menor.
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