Sal Terrae acaba de editar el libro, Cuestión de amor. Bernardo de Hoyos: una semblanza.
Bernardo de Hoyos nació en Torrelobatón (Valladolid) en 1711. Tras cursar sus primeros estudios en los colegios de Medina del Campo y Villagarcía de Campos, regentados ambos por los jesuitas, ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús, poco antes de cumplir los 15 años. Terminada la Filosofía en Medina del Campo, comenzó los estudios de Teología en Valladolid, en el famoso colegio de San Ambrosio, hoy «Santuario Nacional de la Gran Promesa», donde fue ordenado sacerdote en enero de 1735. Ese mismo año, el 29 de noviembre, moría víctima del tifus, dejando tras de sí una estela de santidad entre sus compañeros y directores espirituales. Tenía 24 años.
Este libro quiere ser un homenaje de sus compañeros jesuitas, hoy. En primer lugar, a su figura y al ejemplo de santidad que nos transmitió. E, inseparablemente, a la devoción al Corazón de Cristo de la que fue pionero en España.
En estas páginas encontrará el lector, en primer lugar, una amplia semblanza de su persona y de la misión recibida del mismo Cristo. Y, después, una antología de textos modernos (escritos por Karl Rahner, Pedro Arrupe, Peter-Hans Kolvenbach y otros) sobre la devoción al Corazón de Cristo y su centralidad en la vida cristiana.
Bernardo de Hoyos nació en Torrelobatón (Valladolid) en 1711. Tras cursar sus primeros estudios en los colegios de Medina del Campo y Villagarcía de Campos, regentados ambos por los jesuitas, ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús, poco antes de cumplir los 15 años. Terminada la Filosofía en Medina del Campo, comenzó los estudios de Teología en Valladolid, en el famoso colegio de San Ambrosio, hoy «Santuario Nacional de la Gran Promesa», donde fue ordenado sacerdote en enero de 1735. Ese mismo año, el 29 de noviembre, moría víctima del tifus, dejando tras de sí una estela de santidad entre sus compañeros y directores espirituales. Tenía 24 años.
Este libro quiere ser un homenaje de sus compañeros jesuitas, hoy. En primer lugar, a su figura y al ejemplo de santidad que nos transmitió. E, inseparablemente, a la devoción al Corazón de Cristo de la que fue pionero en España.
En estas páginas encontrará el lector, en primer lugar, una amplia semblanza de su persona y de la misión recibida del mismo Cristo. Y, después, una antología de textos modernos (escritos por Karl Rahner, Pedro Arrupe, Peter-Hans Kolvenbach y otros) sobre la devoción al Corazón de Cristo y su centralidad en la vida cristiana.
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