28 julio 2009

Para ser libres nos ha liberado Cristo

Imagina que el Señor, al modelar tu corazón, pone en él una semilla de libertad para que vaya creciendo contigo. Acógela como un don y una tarea.
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Imagina que en el curso de los años el Señor te encuentra y te pregunta qué has hecho con tu libertad, la que Él plantó en tu corazón, la que ha regado con su respeto y Presencia. Recibe esa pregunta como ayuda en tu proceso de liberación.
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Descubre, si es así, cómo has perdido tu libertad: cuando decidí... pensé... hice... traté... viví... Tal vez has ido dejando trozos de libertad, como jirones, en el camino de tu vida.
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Hazte consciente de ello y recibe de tu Dios un nuevo impulso de libertad. Jesús, Maestro, educa tu libertad, que estuvo siempre en el corazón del Padre como fuente. Visualiza cómo el Padre abraza tu cansancio, tu desánimo, te libera de tus esclavitudes.

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