Dice la Palabra
«Sal de tu tierra nativa y de la casa de tu padre»: Gn 12,1 (adiós a seguridades, control, programación de la vida).
«Vende todo lo que tienes» (adiós a cosas), «repártelo entre los pobres» (adiós a criterios, inercias, status, familia, dependencias, consumo...), «que Dios será tu riqueza» (adiós a la increencia que conlleva la riqueza).
«Anda» (adiós al inmovilismo existencial: hazte peregrino, nómada del espíritu), «sígueme a Mí»: Lc 18,22 (adiós al aislamiento, a la desorientación, al sinsentido).
«Quien quiera seguirme, niéguese a sí mismo» (diga adiós al yo), «cargue con su cruz» (adiós a un confort como lo da el mundo, como lo propone la cultura) «y sígame»: Mc 8,34 (adiós a la desorientación en el camino hacia el Reino, a la iniciativa propia que no asume la Misión).
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