05 junio 2009

Meditación sobre el Corazón de Jesús (4)

4. Un corazón que siente el dolor de los pobres y desea reparación. Hay un cuarto tema cristológico al que nos remiten las tristezas que siente el Corazón de Jesús. Esta mirada nos ayuda a entender su identificación con los pobres y aclara y actualiza el tema de la reparación, tema central en esta espiritualidad. El Corazón misericordioso de Jesús siente especial predilección y compasión por aquellos que la sociedad olvida y desprecia, los humildes y pequeños. Como el corazón de una mamá, Dios desea dar más cuidado a los más desvalidos.

Hoy Jesús está triste por el dolor de sus hermanos y hermanas los pobres y sufridos de esta tierra, con los cuales Él se identifica (“Tuve hambre, y no me dieron de comer…” - Mt 25). Su Corazón en extremo sensible los ama con un cariño especial. Siente gran dolor al ver a tantos de sus pequeñitos tratados con cruel injusticia, y ver que el sueño de un mundo más humano por el que murió sigue como tarea por hacer.

Lejos de un sentimentalismo auto referente, la verdadera tristeza del Corazón de Jesús es entonces el dolor de todos los no amados de la historia, de los tristes por su soledad y miseria, de los perdedores y abandonados. En ellos Jesús sigue sufriendo y para ellos Jesús pide amor y justicia, que es la reparación que más le interesa (Is 58: “El ayuno que me agrada es que suelten las prisiones injustas”).

Aliviamos y “reparamos” su corazón afligido cuando socorremos al hermano pobre y desamparado, cuando atendemos al necesitado, cuando hacemos justicia. “De este modo – y esta es la verdadera reparación exigida por el Corazón del Salvador – sobre las ruinas acumuladas por el odio y la violencia podrá edificarse la civilización del Corazón de Cristo.” (Benedicto XVI citando a Juan Pablo II, carta del 15 de mayo de 2006)

A este tipo de amor nos llama la espiritualidad del Corazón de Jesús, porque así nos ama él. Amar entregando la vida como él la entregó. Amar con gratuidad, sin esperar nada a cambio. Amarlo a él porque a su corazón humano le gusta que lo quieran. Amar como él amó, amar a quienes él amó.
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Claudio Barriga, sj

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