Señor, Jesucristo, Maestro y Señor de nuestra vida, mira con amor a tu Iglesia. Tú que siempre la has amado y nunca la dejarás de amar, tenemos la osadía de pedir por ella el don de las vocaciones: Escoge hombres y mujeres que descubran y vivan Tu amor. Haz que se sientan llamados, por un don que nunca agradecerán del todo, a entregar su vida por Ti y por los hermanos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén
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