Una imagen de san Ignacio en Boston College. La escultura parece dar forma a aquella descripción que de él hacia el jesuita Jerónimo Nadal: «Maestro Ignacio encaminó su corazón hacia donde lo conducía el Espíritu y la vocación divina, con singular humildad seguía al Espíritu, no se le adelantaba; y así era conducido con suavidad adonde no sabía»
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