Vidas hipotecadas. Con metas a plazos fijos. Sometidas a índices variables. Un nuevo clamor que escandaliza salvo a los que, una vez más, siguen ganando. Una realidad que se impone salvajamente, sin posibilidad de posibilidades. Promocionar vocaciones se convierte en promocionar futuros respirables. ¿Cómo orar por las vocaciones sin implicarse en una realidad que impone futuros cerrados?
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