
“Llegué a Kenya con el sacerdocio recién estrenado… tan sólo una semana había pasado tras la ordenación. Así que puedo decir que durante este tiempo he ido aprendiendo qué significa ser cura entre estas gentes. Así se lo decía el primer día y así lo evaluaba este domingo. Creo que los refugiados me han cambiado el significado de “celebrar”, el concepto de “comunidad”, y sobre todo el papel del sacerdote. La eucaristía se llena de sentido cuando es vivida como aquí la viven: es fuente de esperanza y motivo de fiesta, es apoyo para el sufrimiento y es momento compartido, es confesión de identidad y es refuerzo de fe. Es encarnación, como nunca antes lo había vivido. Es presencia de Dios y actualización de la escritura. Es de nuevo un pueblo en el exilio necesitado de Dios, mirando al cielo en busca de respuestas. Es un auténtico privilegio poder acompañar y servir a estas gentes. Ojalá nunca olvide estas lecciones.”
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