Esta es la fórmula de los primeros votos que hacemos los
jesuitas al concluir el Noviciado:
"Dios todopoderoso y eterno: Yo, -nombre del
novicio-, aunque indigno de presentarme ante ti, confiado en tu amor infinito e
impulsado por el deseo de servirte, en presencia de María la Virgen y de
nuestros hermanos los Santos, te prometo con voto, pobreza, castidad y
obediencia perpetuas en la Compañía de Jesús.
Y prometo entrar en la misma Compañía para vivir en ella
perpetuamente, entendiendo todo esto según las Constituciones de la Compañía.
Te pido con humildad, por la sangre de Jesucristo, que te
dignes acoger con agrado este sacrificio; y como me has ayudado a desearlo y
ofrecértelo, ayúdame a cumplirlo con la abundancia de tu gracia"
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