En octubre de 1529,
Ignacio de Loyola -entonces de 38 años- entraba al colegio de Santa
Bárbara en París para proseguir sus estudios. Allí compartió habitación
con otros dos de sus estudiantes. Uno de ellos es Pedro Fabro, saboyano
de origen y que ayudará a Ignacio en sus estudios parsinos. El otro, el
navarro Francisco Javier. Los tres formarían el germen de lo que será la
Compañía de Jesús. Puedes acceder a la Liturgia de la Fiesta del Beato
Pedro Fabro enlazando aquí.
El mismo Pedro Fabro escribió sobre los recuerdos que conservaba de su encuentro con Ignacio de Loyola en París.
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"Bendita
sea para siempre jamás tal dicha así ordenada de la suma providencia
para mi bien y salvación; porque después de ordenado por mano suya que
yo hubiese de enseñar al santo hombre, siguió la conversación suya
exterior y después interior y después el vivir juntos y ser uno los
dos en la cámara, uno en la mesa y uno en la bolsa.
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Y
finalmente vino él a ser mi maestro en las cosas espirituales,
dándome modo para subir al conocimiento de la divina voluntad y de mí
mismo y así llegamos a ser una misma cosa en deseos y voluntad y
propósito firme de querer tomar esta vida, que ahora llevamos los que
somos o alguna vez serán de esta Compañía, de la cual yo no soy
digno"
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