Delante de ti, Jesús, Señor de todas las cosas, y de tu
Santa Madre y de todos los ángeles y santos, contando con tu ayuda, quiero, es
mi deseo y mi decisión libre, vivir mi vida siguiéndote más de cerca,
procurando pensar, sentir y actuar como tú.
Te ofrezco todo lo que soy y tengo, para colaborar
contigo en el anuncio de tu Buena Noticia.
Reconozco que soy limitado y me siento pecador, pero sé
que me llamas a ser tu compañero, al estilo de san Ignacio. Por eso quiero
comprometerme, junto con otros muchos hermanos, bajo el estandarte de la cruz,
para servir a la Iglesia y a la sociedad, como hijo de un mismo Padre.
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