Señor de la mies y pastor del
rebaño,
haz resonar en nuestros oídos
tu invitación fuerte y suave:
¡Ven y sígueme!
Derrama sobre nosotros tu
Espíritu:
que Él nos dé sabiduría para ver
tu camino
y generosidad para seguir tu voz.
Señor, que la mies no se pierda
por falta de obreros.
Despierta nuestras comunidades
para la misión.
Enséñanos a que nuestra vida sea
servicio.
Fortalece a los que se quieren
dedicar al Reino
en la vida consagrada y
religiosa.
Señor, que el rebaño no perezca
por falta de pastores.
Sustenta la fidelidad de nuestros
obispos y sacerdotes.
Da perseverancia a nuestros
novicios y escolares.
Haz que cada jesuita, cada
comunidad
sea reflejo de tu amor y de tu
entrega.
Despierta el corazón de nuestros
jóvenes
para el ministerio pastoral de tu
Iglesia.
Señor de la mies y pastor del
rebaño,
llámanos para el servicio de tu
pueblo.
María, Madre de la Iglesia,
modelo de los servidores del
Evangelio,
ayúdanos a responder
"sí".
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