Están en camino y sus pasos les han encaminado hacia la Compañía de Jesús. Entrar al noviciado de la Compañía de Jesús supone, ante todo, ponerse
en manos de Dios, y seguir el deseo profundo de seguir a Jesús.
La invitación de Jesús, el Señor, a vivir con Él y dedicar todo lo
que uno es y toda la vida a su Reino, llena el corazón del novicio que
pide la entrada en la Compañía de Jesús. Y quiere entrar en la Compañía,
porque sabe que el Señor le llama con otros, que serán sus compañeros
jesuitas. “Amigos en el Señor”, le gustaba decir a Ignacio de Loyola.
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