21 mayo 2011

Testimonio desde el Noviciado (3)

Durante su segundo año en el Noviciado, los jesuitas viven una nueva experiencia: el mes de comunidades. Pedro comparte con nosotros lo vivido durante ese mes.

"La experiencia de comunidades se hace a mitad del segundo año de noviciado y suele durar entre uno y dos meses. Los novicios vivimos un tiempo en una comunidad apostólica de la Compañía mientras se trabaja en una obra, normalmente en un colegio. El objetivo es que antes de hacer los votos, el novicio conozca realmente cómo es la vida y el trabajo de un jesuita, ayudándole a confirmar su vocación en la Compañía. El noviciado, como casa de formación, tiene una particular forma de funcionar; esencial para que el jesuita asiente las bases -espirituales, comunitarias, formativas, etc- de su vida en la Compañía. Pero que no es el tipo de vida que llevará en la Compañía: es decir, se busca que el novicio conozca la Compañía real.

Yo he estado dos meses en Alicante. Vivía en la comunidad de Nazaret, en un barrio a las afueras de la ciudad -San Agustín- y trabajaba en el colegio de la Inmaculada. Mi trabajo en el colegio ha consistido en ayudar al departamento de pastoral a través de testimonios, semana ignaciana y otras actividades como campamentos, catequesis, etc. Si tuviera que resumir brevemente cómo he vivido estos meses, diría que ha sido un tiempo de disfrutar la vocación. Ha sido un tiempo de ser consciente de que vivir al estilo de Jesús, como jesuita, tiene mucho sentido y me hace muy feliz. En un mundo en el que parece que nadie se hace preguntas sobre Dios o que entregar la vida entera a Su proyecto no cambiará nada, es apasionante ver cómo la gente sigue buscando el sentido de las cosas que pasan en su vida, y que el Evangelio es de una increíble actualidad para las grandes preguntas que todos nos hacemos. Ser testigo de esto es un regalo por el que sólo puedo dar gracias a Dios.
   
Al entrar al noviciado, sentía mucha admiración por la Compañía y los jesuitas. El problema es que la admiración me hacía ver exclusivamente lo bueno. Estos meses me han ayudado a ir dejando esa admiración inicial y el Señor me ha dado la oportunidad de empezar a amar a la Compañía, con sus grandezas y sus debilidades. A mis seis compañeros y a mí, nos quedan apenas cuatro meses para hacer los votos -pobreza, castidad y obediencia- en la Compañía de Jesús, y creo que a todos nos ha ayudado a madurar más la decisión, haciéndola menos irreal e idealista, pero mucho más auténtica y humana. Conociendo y queriendo nuestra debilidad, Dios realiza su proyecto a través de personas frágiles, pero que gracias a su fuerza, quieren hacer de este mundo un lugar más parecido al Reino que Él sueña para nosotros."

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