26 octubre 2010

Rogad al Dueño de la Mies

¡Oh Virgen de Nazaret!, el que pronunciaste en tu juventud marcó tu existencia y llegó a ser grande como tu misma vida.

¡Oh, Madre de Jesús!, en tu libre y gozoso y en tu fe activa, muchas generaciones y muchos educadores han encontrado inspiración y fuerza para acoger la palabra de Dios y para cumplir su voluntad.

¡Oh, Maestra de vida!, enseña a los jóvenes a pronunciar el que da significado a la existencia y hace descubrir el nombre escondido por Dios en el corazón de cada persona.

¡Oh, Reina de los Apóstoles!, danos educadores prudentes, que sepan amar a los jóvenes y ayudarles a crecer, guiándoles al encuentro con la Verdad que los hace libres y felices. ¡Amén!

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