04 septiembre 2010

Oremos

Llenos de alegría y gozo por sentirnos llamados a la gran misión de anunciar la Buena nueva a todos los hombres, dirijamos al Padre nuestra oración confiada.

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Por la Iglesia, comunidad de creyentes en Jesús, para que no falten en ella sacerdotes y consagrados que continúen anunciando la Buena Nueva en el mundo y celebrando la Salvación con sus hermanos, los hombres, Roguemos al Señor.

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Por los sacerdotes y consagrados, para que vivan su vocación con generosidad y gozo, y por su testimonio de vida muchos jóvenes se sientan atraídos a vivir este ministerio de servicio, roguemos al Señor.

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Por los padres cristianos, para que tomen conciencia de la responsabilidad que tienen en la comunidad cristiana y consideren la vocación de sus hijos como un don de Dios, roguemos al Señor.

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Por nuestros centros educativos, para que entre sus miembros se planteen la vocación religiosa y sacerdotal como una necesidad de la Iglesia y como un signo de madurez en la fe, que les lleve a poner su vida al servicio del Evangelio, roguemos al Señor.

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Por los novicios y escolares en formación, para que abran su corazón, sin reservas, a la llamada de Jesús, roguemos al Señor.

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Iluminados y animados por tu Palabra, te pedimos, Señor, por todos aquellos que nos sentimos llamados para proclamar tu Reino. Aliéntanos en las dificultades, confírmanos en la fidelidad. Te lo pedimos a ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

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