“Revestíos pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, aceptándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente si alguno tiene queja de otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros. Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el broche de la perfección. Y que la paz de Cristo reine en vuestros corazones.” Col 3, 12-15
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