“Como la vocación es una gracia, lo primero que hay que hacer, si queremos vocaciones es orar, pidiendo insistentemente al Señor opportune et importune, que quiera dar a muchos la gracia de la vocación a la Compañía. Difícilmente encontraremos un objeto más urgente para nuestra oración que éste de las vocaciones" Padre Arrupe
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Señor Jesucristo, tú que conoces cómo llegar al corazón del hombre, abre la mente y el corazón de los jóvenes, que buscan y esperan una palabra de verdad para su vida; hazles sentir que sólo en el misterio de tu encarnación pueden encontrar plena luz; da valor a los que saben dónde encontrar la verdad, pero temen que tu llamada sea demasiado exigente; sacude el alma de los jóvenes que quisieran seguirte, pero no saben vencer las dudas y los miedos, y acaban por escuchar otras voces y seguir otros callejones sin salida.
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Tú, que eres la Palabra del Padre, Palabra que crea y salva, Palabra que ilumina y sostiene los corazones, vence con tu Espíritu las resistencias y vacilaciones de los espíritus indecisos; suscita en aquellos a quienes llamas valor para dar la respuesta de amor: "¡Heme aquí, envíame!" (Is 6, 8).
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Virgen María, joven hija de Israel, ayuda con tu amor maternal a los jóvenes a quienes el Padre dirige su Palabra; sostén a los que ya están consagrados. Que repitan, como tú, el sí de una entrega gozosa e irrevocable. Amén
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Señor Jesucristo, tú que conoces cómo llegar al corazón del hombre, abre la mente y el corazón de los jóvenes, que buscan y esperan una palabra de verdad para su vida; hazles sentir que sólo en el misterio de tu encarnación pueden encontrar plena luz; da valor a los que saben dónde encontrar la verdad, pero temen que tu llamada sea demasiado exigente; sacude el alma de los jóvenes que quisieran seguirte, pero no saben vencer las dudas y los miedos, y acaban por escuchar otras voces y seguir otros callejones sin salida.
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Tú, que eres la Palabra del Padre, Palabra que crea y salva, Palabra que ilumina y sostiene los corazones, vence con tu Espíritu las resistencias y vacilaciones de los espíritus indecisos; suscita en aquellos a quienes llamas valor para dar la respuesta de amor: "¡Heme aquí, envíame!" (Is 6, 8).
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Virgen María, joven hija de Israel, ayuda con tu amor maternal a los jóvenes a quienes el Padre dirige su Palabra; sostén a los que ya están consagrados. Que repitan, como tú, el sí de una entrega gozosa e irrevocable. Amén
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