16 septiembre 2009

Testimonio de un novicio

Daniel Cuesta es uno de los novicios que este próximo sábado hará sus primeros votos. Transcribimos el testimonio que aparece en la página web del Centro Loyola de San Sebastián.
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Mucha gente nos pregunta estos días en qué consiste este compromiso que vamos a adquirir o qué implican los votos, otros quizá no se explican qué sentido puede tener hoy en día consagrarse a Dios en pobreza, castidad y obediencia en una orden religiosa. Muchos entienden que queramos dedicar nuestra vida a hacer el bien, o incluso comparten nuestra fe pero no terminan de comprender por qué tenemos que comprometernos de esta manera. Sin embargo, tengo que reconocer que para mí este es el camino de mi vida, el que me ha mostrado Dios y por el que he decidido arriesgarme, porque toda persona tiene un lugar en el mundo y siempre implica hacer una apuesta fuerte por él, si no, la vida pierde su sentido. Para nosotros, los jesuitas, esta opción pasa por los votos, que no son tres promesas para no transgredir una serie de normas, sino que son un modo de simbolizar la entrega de toda la vida, de toda nuestra persona al seguimiento de Jesús siguiendo el patrón de las bienaventuranzas. No son algo que nos aleje del mundo y de la gente sino que más bien nos hacen más cercanos a los hombres y mujeres.
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Impresiona la pregunta que Jesús hace a sus discípulos ¿quién dice la gente que soy yo? Creo que hoy Jesús nos hace a nosotros esta pregunta y quizá tenemos muy claro lo que decirle: unos dicen que es un modelo social, otros que un personaje del pasado, otros que no existe… Es verdad que muchas personas no conocen a Jesús, que en el mundo hay mucho mal, que la gente sufre y ante esto muchas veces nos preguntamos ¿qué hace Dios para solucionarlo? Sinceramente, en mi vida me he hecho muchas veces esta pregunta y no encontraba respuesta. La única respuesta que he encontrado y que me ha llenado del todo ha sido mi vocación. Dios quiere que me entregue del todo a su persona y a su mensaje en la Compañía de Jesús para que pueda contarle a la gente quién es Él y para que pueda llevar su palabra de consuelo a aquellos que sufren y le necesitan. Dios no quiere que mire al mundo desde la barrera, sino desde dentro, tomando una opción radical para gastarme y desgastarme por su Reino como tantos jesuitas a lo largo de la historia y que muchos de vosotros conocéis.
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A lo largo de estos dos años de noviciado, Jesús me ha mirado a los ojos y me ha preguntado de muchas maneras y tú ¿quién dices que soy yo? Ahora, después de un tiempo de prueba y de conocimiento de Cristo en la oración y en el trabajo puedo decir que Jesús es el Señor de mi vida, y el modo de afirmarlo son los votos que haré junto a mis compañeros el próximo sábado. Con ellos pretendemos decir que queremos seguir al Señor con nuestra vida y colaborar con Él en la construcción del Reino de Dios. Que queremos formar parte de la historia de tanta gente anónima y conocida que ha seguido a Cristo a lo largo de la historia. Que pasar por el mundo como Él pasó, lavando los pies a los discípulos y partiéndose como el pan sobre el altar, no es algo del pasado, sino una opción de vida actual y que merece la pena ser vivida.

1 comentario :

  1. Precioso testimonio.

    Dios sigue amando y llamando. Muchas veces nos encontramos pidiéndole las fuerzas necesarias para seguirle de un modo más radical, sincero y práctico- ¡ y cuántas veces nos damos cuenta de que esas fuerzas ya nos han sido dadas y Él sólo está esperando una respuesta valiente, libre y decidida de nuestra alma cobarde, esclava del pecado y dubitativa!

    Que no respondamos, como Lope en su famoso soneto 'Mañana le abriremos (...) para lo mismo responder mañana'.

    Como bien dijo Kierkegaard lo único que no podemos hacer en la vida es no tomar una decisión. Y más cuando bien sabemos cuál es la que hemos de tomar.

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