“Muchas veces me vienen pensamientos de ir a los estudios de esas partes, dando voces como hombre que ha perdido el juicio, y principalmente a la universidad de París, diciendo en Sorbona a los que tiene más letras que voluntad para disponerse a fructificar con ellas: ¡cuántas ánimas dejan de ir a la gloria y van al infierno por la negligencia de ellos!
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Y así como van estudiando en letras, si estudiasen en la cuenta que Dios nuestro Señor les demandará de ellas, y el talento que les tiene dado, muchos de ellos se moverían, tomando medios y ejercicios espirituales para conocer y sentir dentro en sus ánimas la voluntad divina, conformándose más con ella que con sus propias afecciones, diciendo: “Señor, aquí estoy, ¿qué quieres que yo haga? Envíame donde quieras; y si conviene aun a los indios!
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Está en costumbre decir los que estudian: "deseo saber letras para alcanzar algún beneficio o dignidad eclesiástica con ellas, y después con tal dignidad servir a Dios." De manera que según sus desordenas afecciones hacen sus elecciones.
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Estuve cuasi tentado de escribir a la universidad de París, cuántos mil millares de gentiles se harían cristianos, si hubiese operarios, para que fuesen solícitos de buscar y favorecer las personas que no buscan sus propios intereses, sino los de Jesucristo"
Por lo general tratamos siempre de poner los intereses personales antes de pensar en los demás.
ResponderEliminarEn mi papel como maestro de universitarios en una escuela jesuita debemos de tratar de fomentar valores cristianos pero a veces tenemos algunas barreras con losm minmos alumnos, ya que existen muchas influencias de muchos tipos en ellos.