10 abril 2009

Viernes Santo


Invocaré al Señor con toda mi voz, con toda mi voz suplicaré al Señor; expondré mi queja ante él, expresaré mi angustia en su presencia.

Ya se me acaba el aliento, pero tú conoces mi camino: en la senda por donde voy me han ocultado una trampa.

Miro a la derecha, observo, y no hay nadie que se ocupe de mí; ya no tengo dónde refugiarme, nadie se interesa por mi vida.

Por eso clamo a ti, Señor, y te digo: "Tú eres mi refugio, mi herencia en la tierra de los vivientes". Atiende a mi clamor, porque estoy en la miseria; líbrame de mis perseguidores, porque son más fuertes que yo.

Sácame de la prisión, y daré gracias a tu Nombre: porque los justos esperan que me concedas tu favor.

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