02 abril 2009

A fuerza de amor humano

Desde que mi voluntad está a la vuestra rendida, conozco yo la medidade la mejor libertad. Venid, Señor, y tomad las riendas de mi albedrío; de vuestra mano me fío y a vuestra mano me entrego,
que es poco lo que me niego si yo soy vuestro y vos mío.
pp
A fuerza de amor humano me abraso en amor divino. La santidad es camino que va de mí hacia mi hermano. Me di sin tender la mano para cobrar el favor; me di en salud y en dolor a todos, y de tal suerte que me ha encontrado la muerte sin nada más que el amor. Amén.

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