30 abril 2009

Cuando irrumpe lo fascinante

En todos los relatos vocacionales la irrupción del Misterio no despierta un deseo más o un deseo nuevo sino que, revelándose como Presencia, altera lo concebiblemente deseable. No lo hace ofreciendo razones convincentes o despertando emociones incontenibles. Lo hace de un modo que ni la misma persona alcanza a comprender: fascinando y atrayendo irresistiblemente.
pp
En algunos confundirá, en otros pacificará. Los habrá que quedarán marcados; otros, heridos. Faltarán palabras para decirlo pero su tono será inconfundible. El Misterio, lo Fascinante, lo Inconcebible no ha dejado de irrumpir. Nos ha excedido, alterado, trastocado, descolocado y, a la vez, orientado y clarificado. Pero ha hecho falta tiempo, mucho tiempo para comprender que su Presencia era irrevocable.
pp
¿Qué pasa cuando la propia vida está bien pero sientes que se queda corta? Numerosas biografías vocacionales se han tejido y se están tejiendo desde esta pregunta. Ven su vida y no es que esté bien o mal simplemente sienten que se les queda corta. No se trata de una reflexión sino de una certeza que no pueden quitarse de encima. Y es que por más deseos que acumulen, hay algo que se resiste a conformarse y aceptar el modus vivendi al uso. La comprensión de lo que es deseable ha quedado trastocada y alterada.
pp
Asociamos la plenitud con la sensación de estar llenos pero, ¿qué pasa cuando no te sientes lleno sino empachado? Algunos relatos vocacionales comienzan a narrarse a partir de un tumbativo “ya no más”.
pp
Es una constatación inapelable de atiborramiento que invade a la persona empachada por saturación. Experimentan que ya no les cabe más. No se sienten llenos sino empachados. Quizás es el precio que se debe pagar para sentirse feliz en esta sociedad del bienestar. Simplemente deciden dejar de pagar ese precio.

No hay comentarios :

Publicar un comentario