Hijo de Dios, enviado por el Padre a los hombres de todos los tiempos y de todas las partes de la tierra, te invocamos por medio de María, Madre tuya y Madre nuestra: haz que en la Iglesia no falten las vocaciones, sobre todo las de especial dedicación a tu Reino. pp Jesús, único Salvador del hombre, te rogamos por nuestros hermanos y hermanas que han respondido "sí" a tu llamada al sacerdocio, a la vida consagrada y a la misión. Haz que su existencia se renueve de día en día, y se conviertan en Evangelio vivo. Señor misericordioso y santo, sigue enviando nuevos obreros a la mies de tu Reino. Ayuda a aquellos que llamas a seguirte en nuestro tiempo: haz que, contemplando tu rostro, respondan con alegría a la misión que les confías para el bien de tu pueblo y de todos los hombres. pp Tú, que eres Dios, y vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén |
18 marzo 2009
Rogad al Dueño de la Mies
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