27 diciembre 2008

Lo que en Jesús se nos está ofreciendo

La rotundidad de sus palabras no dejaba lugar a dudas y no estaba dispuesto a dejarse manipular. Mucho menos cuando su intención era puesta en cuestión: “He venido no para hacer mi voluntad sino la voluntad del que me ha enviado”. Y era cierto, se estaba dejando la piel por los caminos de todo Israel, saliéndose de las rutas marcadas para deambular por donde tantos andan perdidos.

Se sabía Buen Pastor y por ello estaba dispuesto a perder su propia vida con tal de dar con los heridos por tantos animales. Se sabía Puerta que daba paso a espacios respirables de vida. Se sabía Luz en medio de tinieblas y sombras de muerte. Se sabía Camino allanado por donde todos podían transitar sin verse obligados a pagar un precio.

Lo sabía. Para esto había venido, “para que todos tengan vida y vida en abundancia”. Pero también sabía que la vida está amenazada. Lo veía a diario.

Amenazada por los aprovechados de todos los tiempos que sacan tajada de la desgracia ajena. Amenazada por los cínicos de aquí y de allí, adiestrados para violentar a los sencillos. Amenazada por quienes confabulan y manipulan en nombre de lo que haga falta. Amenazada por los que planean pero no ejecutan por no mancharse las manos.

Pero el deseo de Dios es imparable: “que todos tengan vida y vida en abundancia”. Y Jesús se hizo Buen Pastor y Puerta y Luz y Camino. Y cuando llegó la hora se hizo Pan partido y Sangre derramada para salvación, redención y liberación de la trampa mortal.

¿Cómo no vivir a la altura de todo lo que Dios en Jesús nos está ofreciendo?
pp

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