04 diciembre 2008

Charles de Foucault


De los escritos esenciales de Charles de Foucault

“Tú me dices (…) que a pesar de lo miserable que sea, soy un árbol plantado al borde del agua viva (…) de la voluntad divina, del amor divino, de la gracia… y que daré fruto a su debido tiempo. Tú te dignas a consolarme; yo siento que no doy fruto, que no hago obras buenas; y me digo: “Hace once años que me convertí, y ¿qué he hecho? (…) Me veo con las manos vacías de bien. Tú te dignas consolarme y me dices que daré fruto a su debido tiempo”.

Señor, muchas veces me agobio pensando si estaré haciendo con mi vida lo que Tú quieres, si mi vida merece la pena, y me doy cuenta de que se me meten las prisas y la búsqueda de eficiencia de este mundo. Pero Tú, Señor, esperaste 30 años oculto en Nazareth, y diste fruto cuando el Padre dispuso, porque te fiaste de Él. Ayúdame a fiarme sencillamente de Ti y a saber que mis tiempos no son tus tiempos.

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