09 noviembre 2008

Testimonios del noviciado (III)

Os presentamos un nuevo testimonio desde el noviciado. Se trata de una reflexión tras el tiempo de vacaciones que compartieron en el pirineo, después de un intenso verano de trabajos y apostolados.

Os hablo de los 10 últimos días de verano, los que pasamos todos los novicios juntos en Aragüés –pueblecito situado en el Pirineo Aragonés-. Fueron días tranquilos, de descanso merecido por un verano tan intenso. Hicimos bastantes excursiones, alguna marcha larga con noche incluida y visitamos varios pueblecillos de la zona. Ahora, lo mejor, el ambiente entre nosotros. ¡Qué gozada! Un ambiente sano y divertido, de gente que sabe disfrutar con un trivial, un partido de tenis, un baño en el río o una guitarra bajo las estrellas con una copa en la mano. Da gusto además ver que nunca faltan voluntarios para limpiar la casa, que se busca que todos participemos en los planes... La última noche fue especialmente chula pues a unos compañeros se les ocurrió la idea de organizar una especie de festival y de repente todo el mundo se volcó: se preparó una obra de teatro, declamaciones de poesía, canciones con la guitarra, números de humor... Qué poco se necesita para pasarlo bien y cuánto nos solemos complicar. ¿Os confieso una cosa? Cuando paso ratos tan chulos y tan verdaderos, me dan ganas de compartirlo con más gente... de gritarle a la gente que por qué no buscan lo que Dios quiere de ellos hasta el final, que por qué no hay más vocaciones si esto es vida (y sé lo que digo, ¿eh?), que cómo podemos ser sólo 14 en España, entre 40 millones de personas deseando ser felices. Alguno estará pensando en proselitismo pero 14 de 40 millones no creo que se pueda juzgar como tal. Sólo quiero compartir esta vida que no es tan disparatada, sino quizá más real de lo que antes pensaba. La misión de Dios urge en el mundo, el amor y la justicia urgen y el perderla por esto es ganarla paradójicamente. Y lo digo convencido, aunque un poco avergonzado por atreverme a decir esto aquí. ¿Suena muy mal o me entendéis lo que quiero decir?

6 comentarios :

  1. Entre 40 millones de personas somo muchas las personas que no tenemos la misma valentía, quizá nos falte confianza en Dios...

    ResponderEliminar
  2. Entre 40 millones de personas...muchas estamos en continua búsqueda del sitio que Dios nos tiene preparado...

    ResponderEliminar
  3. Buenas, anónimo personaje...
    Soy el que escribió este testimonio que habéis (o has) comentado. Me alegró mucho ver que mis palabras produjeron algún eco en la inmensidad de la red.

    Cuando escribí eso acababa de llegar de las vacaciones con mis compañeros...apenas faltaban 10 días para los votos y yo quería compartir con mis amigos ese fuego que quemaba por dentro.
    Había pasado un verano increíble: con experiencias de servicio, de vivir la pobreza, de abandonarse en la Confianza en Dios. Me sentía feliz, pleno, quiza como nunca lo había estado...y entonces recordé todos los miedos por los que había pasado antes de entrar: "¿y todo lo que dejo?", "¿y si luego veo que era una locura mía?", "¿y si me cambia o no me basta eso para ser feliz?"
    Todas esas preguntas me parecieron injustas entonces. Mi corta experiencia tras los pasos de Cristo contradecían esos miedos radicalmente... ¿Por qué me empeñaba en decidir por mí mismo donde iba a ser más feliz?
    ¿Por qué tanto miedo? Si pudiera, daría un grito a quien escribió ese comentario al testimonio: ¡FíATE!, ¡fÍATE SIEMPRE DE LO QUE SIENTAS COMO VOLUNTAD DE DIOS! Los miedos sólo nos atan y no nos permiten ampliar nuestro horizonte...

    Pero ¿recibirás esto?, ¿lo leerá alguien?, ¿oirás mi grito?, ¿oyes el de Jesús?

    ResponderEliminar
  4. Confirmo que somos dos anónimos difrentes, soy el anónimo "nº2"...confirmo que si que leo el testimonio, ý me gustaría tener esa plena confianza de sentirme en sus manos...de saber que es concreta la misión que me encomienda...pero probablemente, si me encuentro leyendo y releyendo por esta web...es porque aún continúo en la búsqueda...porque me gustaría salir corriendo en dirección contraria pero hay algo q me lo impide, esa sensación de responder a tanto bien recibido...

    ResponderEliminar
  5. Pues mucho ánimo. Y rezo aún, sin poder ponerte cara ni nombre, por que el Señor te hable con palabras que tú entiendas.
    Lo primero es, como tu dices, esa sensación de responder a tanto bien recibido... Es ese el imán, el "aquí estoy" de quien ha escuchado su nombre dicho por el Señor...
    Ahora toca lo más difícil, lo que menos depende de nosotros: "vale, Señor, te seguiré sea donde sea, pero que sea contigo..."

    Pero, ¿dónde? Mucho ánimo y mi oración, anónimo personaje "nº2"

    ResponderEliminar
  6. Gracias, Charlie por el aliento

    ResponderEliminar