04 noviembre 2008

Testimonios del noviciado (I)


Comenzamos con ésta, una nueva serie de entradas con testimonios de jesuitas que, habiendo pasado por el noviciado, nos comentan algunas de las experiencias vividas en él.
Esperamos con ello acercaros un poco más a la vivencia íntima de aquellos que dan ese "paso de locos" que a veces suena tan incomprensible.
Esta primera es la reflexión que hizo uno de los novicios, 15 días antes de hacer sus votos...


Queda hablar del futuro nada más. Y es que en 15 días haré los votos. Prometeré ante Dios vivir para siempre en pobreza, castidad y obediencia. Será mi “sí, quiero” después de dos años de noviciado (que como ya os he dicho alguna vez, tiene la misma raíz que noviazgo.) Pero ¿qué son los votos exactamente?
Erróneamente podrían entenderse como una serie de renuncias: con el voto de pobreza renuncio a poseer cualquier bien material, con el voto de castidad se renuncia a la posibilidad de tener una familia propia, y con el voto de obediencia renunciaría a disponer de mi vida para hacer lo que quiera, donde quiera. Esto de poner el énfasis en la renuncia es algo súper dañino porque sería como definir el matrimonio como el renunciar a la posibilidad de liarte con cualquier otra mujer; o la maternidad como la renuncia de poder hacer lo que quieras porque otra criatura depende de ti. Toda elección supone una renuncia, sea la maternidad, el matrimonio o los votos, pero no es eso lo más importante. Lo que de verdad define a los votos es aquello por lo que optas, a lo que dices sí. Y yo voy a decir sí a algo tan desorbitado como intentar amar como Dios. Jesús es quien nos muestra cómo es el rostro de Dios. Y los votos no se inventaron de la nada, surgieron de contemplar cómo vivió Jesús de Nazaret en este mundo; y ver que en él era central el que vivió pobremente, vivió siempre para los demás sin atarse a una persona en concreto y vivió buscando la misión que recibía del Padre. Sorprendentemente, he ido sintiendo desde hace años que Dios me llamaba a una forma de vida “especial”, a vivir dándole vida a Él. Durante estos dos años de noviciado he comenzado a vivir así y he descubierto una capacidad de amar y una libertad insospechadas. Por pobreza he puesto en común todo lo que tenía, no gasto prácticamente nada y me siento libre de un montón de preocupaciones y de imágenes. Con la castidad, he dado un vuelco a mi mundo de relaciones. Ahora voy por San Sebastián saludando a mendigos del albergue de transeúntes, viejecillos de la residencia, niños del coro de la parroquia… Las cartas que recibo son de yonkis cordobeses, agricultores e inmigrantes, y también de chavales de campamentos y colegios que buscan algo en la vida. Y así un montón de ejemplos. Y con el voto de obediencia he sido enviado en misión a colegios, a invernaderos, a centros de desintoxicación, a hospitales…Y de cara al futuro he firmado un cheque en blanco, con el que no sé que va a ser de mi vida, qué estudiaré, dónde viviré. Sólo sé que allá donde me destinen me estará aguardando mi Dios y su gente. He vivido los votos, he sentido su renuncia y su dureza, pero no me he sentido atado sino liberado, de verdad. ¡Qué difícil es expresar lo que son los votos! Pero espero que estas líneas os ayuden a comprender mejor lo que haré el próximo día 20 de septiembre en la Basílica de Loyola. Será una misa sencilla en la que una a uno pronunciaremos la tradicional Fórmula de los Votos. Veréis que es un delicado equilibrio entre poner todo de nuestra parte, y confiar que Dios irá sosteniendo lo que Él mismo comenzó cuando nos llamó. A los que podáis ir, me encantará sentiros cerca y a los que no, os doy las gracias por vuestra cercanía durante todo el año, y porque hemos sabido mantener viva la amistad en la distancia y con las cartas. Muchas gracias y hasta pronto.


1 comentario :

  1. Dios bendiga, acompañe e ilumine a todos estos novicios que ingresan a la compañía de jesus con la promulgación de estos votos.

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