20 octubre 2008

P.Adolfo Nicolás en el Sínodo de Obispos

Transcribimos la intervención del P.Adolfo Nicolás, Superior General de la Compañía de Jesús, en el Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios:
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"En estos días de Sínodo hemos escuchado hablar de muchos de los aspectos que hacen de las Sagradas Escrituras un don de Dios tan precioso. Continuamos a escuchar que, sin embargo, habrá otros siempre nuevos y sin respuesta. Las preguntas que con mayor frecuencia nos llegan son de carácter pastoral.
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El Pueblo de Dios sigue interrogando acerca de la cuestión pastoral: cómo podemos leer las Escrituras de modo que produzcan en nosotros, en nuestros corazones, en nuestras familias y en nuestras comunidades todos los efectos positivos que la Tradición cristiana ha proclamado en el curso de los siglos?... seguir leyendo
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Permítanme hacer referencia solamente a uno de los aspectos concretos del más amplio ámbito pastoral de la cuestión. Este aspecto es el llamado poder "medicinal" o " transformante" de la Palabra de Dios. Estoy convencido de que la Palabra de Dios puede reivindicar una gran función "terapéutica" en la vida de la comunidad cristiana.
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Cada vez que entramos en el mundo de la Biblia, estamos expuestos a un mundo nuevo: el mundo de Dios, la acción de Dios, la enseñanza de Dios a su pueblo. El encuentro, si es real, puede conmocionar, sorprender, iluminar, dar seguridad o consolar. Puede también no ser comprendido o perderse.
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Todas las condiciones del encuentro pues son importantes. Los pastores y los ministros de la Palabra deben llegar a ser una ayuda útil para lograr encuentros positivos y fecundos. Es preciso que sepamos dónde se encuentran las personas verdaderamente (diagnosis); necesitamos la capacidad de presentar la Palabra (enseñanza, oración, catequesis bíblica); se espera de nosotros que seamos una buena compañía en el estudio profundo (contemplación); y somos ordenados o llamados a una buena dirección cristiana (servicio de caridad para la comunidad y la vida cristiana).
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Todo esto significa que los pastores y los ministros de la Palabra necesitan una formación para una buena diagnosis, una sabia aplicación de los modos de lectura, una oración e interiorización más profundas de la Palabra de Dios y para un acompañamiento significativo que ayude al fiel a discernir la acción del Espíritu Santo en y a través de la lectura de la Biblia.
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Como es una tarea delicada que requiere un profundo sentido espiritual, una adecuada formación y discernimiento al confiar la tarea, parece ser indispensable que esta formación sea incluida en la preparación al ministerio pastoral y en los programas de formación permanentes para todos los sacerdotes. Además todas las parroquias y/o diócesis deberían tener acceso a centros o a personas capacitadas que puedan ofrecer este servicio a individuos o comunidades y que puedan formar catequistas y otros ministros laicos para este importante servicio".

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