"Bendita sea para siempre jamás tal dicha así ordenada de la suma providencia para mi bien y salvación; porque después de ordenado por mano suya que yo hubiese de enseñar al santo hombre, siguió la conversación suya exterior y después interior y después el vivir juntos y ser uno los dos en la cámara, uno en la mesa y uno en la bolsa. | Y finalmente vino él a ser mi maestro en las cosas espirituales, dándome modo para subir al conocimiento de la divina voluntad y de mí mismo y así llegamos a ser una misma cosa en deseos y voluntad y propósito firme de querer tomar esta vida, que ahora llevamos los que somos o alguna vez serán de esta Compañía, de la cual yo no soy digno" Beato Pedro Fabro |
02 agosto 2008
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