Invoquemos la misericordia divina sobre nosotros. Que la plegaria de todos sea escuchada por el Señor, Él que es la fuente de todos los dones.
Oremos para que el Señor conceda a su Iglesia el don de las vocaciones al ministerio sacerdotal y así no quede huérfana de pastores que prediquen la Palabra y celebren la Eucaristía. Roguemos al Señor.
Oremos para que el Señor manifieste su gloria entre nosotros y haga sentir su voz a los jóvenes para que entreguen su vida al servicio de la Iglesia. Roguemos al Señor.
Oremos para que el Señor con su gran misericordia y con la fuerza del Espíritu suscite en el corazón de muchos jóvenes el deseo de seguirle. Roguemos al Señor.
Oremos para que todos los consagrados vivan su amor a Jesucristo con un corazón ardiente y sean con su vida signo de servicio y testimonio para todos los jóvenes. Roguemos al Señor.
Oración: Señor Jesucristo, Maestro y Señor de nuestra vida, mira con amor a tu Iglesia. Tú que siempre la has amado y nunca la dejarás de amar, tenemos la osadía de pedir por ella el don de las vocaciones: escoge hombres y mujeres que descubran y vivan Tu amor. Haz que se sientan llamados, por un don que nunca agradecerán del todo, a entregar su vida por Ti y por los hermanos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén
Oremos para que el Señor conceda a su Iglesia el don de las vocaciones al ministerio sacerdotal y así no quede huérfana de pastores que prediquen la Palabra y celebren la Eucaristía. Roguemos al Señor.
Oremos para que el Señor manifieste su gloria entre nosotros y haga sentir su voz a los jóvenes para que entreguen su vida al servicio de la Iglesia. Roguemos al Señor.
Oremos para que el Señor con su gran misericordia y con la fuerza del Espíritu suscite en el corazón de muchos jóvenes el deseo de seguirle. Roguemos al Señor.
Oremos para que todos los consagrados vivan su amor a Jesucristo con un corazón ardiente y sean con su vida signo de servicio y testimonio para todos los jóvenes. Roguemos al Señor.
Oración: Señor Jesucristo, Maestro y Señor de nuestra vida, mira con amor a tu Iglesia. Tú que siempre la has amado y nunca la dejarás de amar, tenemos la osadía de pedir por ella el don de las vocaciones: escoge hombres y mujeres que descubran y vivan Tu amor. Haz que se sientan llamados, por un don que nunca agradecerán del todo, a entregar su vida por Ti y por los hermanos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén
No hay comentarios :
Publicar un comentario