03 julio 2008

Dame tu amor y tu gracia

No puedo abrumarte con tercos argumentos ni con obsesivas oraciones, para que me concedas salud para servirte, vida larga para hacer más cosas, honra para encontrar las puertas abiertas, abundantes recursos para ser más eficiente. No puedo pedir tampoco sufrimientos presumiendo de mis fuerzas, como si tú necesitases una cuota de dolor para concedernos las cosas necesarias.

Yo sólo quiero pedirte lo que tú siempre me ofreces, tu amor y tu gracia que engendran vida, pero pueden llevar a la muerte por defender a los asaltados, que crean salud, pero pueden llevar a perderla en el servicio de los débiles; que nos hacen amables, pero pueden provocar descalificación social por no amoldarnos a las leyes; que fructifican la tierra con todos los bienes necesarios, pero pueden dejarnos sin nada por hacernos hermanos de los echados de tu mundo.

Yo sólo quiero pedirte tu amor y tu gracia. Que los acoja en mí como la última verdad y que mi corazón diga: “Me basta” (EE. EE., 234)

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