Con estas palabras explica san Ignacio a unos jesuitas enviados a Alemanía cuál debía ser su modo de proceder: “Con obras y verdad muestren el amor, y sean benéficos con muchas personas, ora sirviéndolas en lo espiritual, ora en lo temporal, como después se dirá. Que comprendan cómo no buscan sus propios intereses, sino los de Jesucristo, o sea, su gloria y el bien de las almas, y conforme a eso no reciben estipendios por misas, o predicar o administrar los sacramentos, ni pueden tener rentas de ninguna clase. Háganse amables por la humildad y caridad, haciéndose cada uno todo para todos”.
No hay comentarios :
Publicar un comentario