En junio de 1940 es destinado a la parroquia de Yamaguchi, tan llena de recuerdos de San Francisco de Javier. Arrupe se dedica de lleno a asimilar la cultura y la espiritualidad japonesa. Se abre a la universalidad desde la inculturación. Pero Japón entra en la II Guerra Mundial en 1941. Tres policías japoneses registran la parroquia y Arrupe es encarcelado, acusado de espía. Permanece un mes entero en la cárcel.
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