Se trata del jesuita mexicano Agustín Pro. En 1917 fue promulgada una nueva Constitución por la cual, la Iglesia quedaba subordinada al Estado, las órdenes religiosas suprimidas y recrudecida la legislación antieclesiástica. Entre 1924 y 1928 se abrió un período de persecución religiosa en el que muchos sacerdotes, religiosos y laicos fueron presos o fusilados. Entre ellos el beatificado padre Pro.
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