11 agosto 2010

Oración

Jesucristo, Rey eterno y Señor universal,
mira a tus siervos, los miembros de tu mínima Compañía,
esparcidos por todo el mundo
para trabajar contigo.

Envíanos tu Espíritu,
el Espíritu que inflamó a nuestro padre Ignacio,
ardió en el corazón de Francisco Javier,
e inspiró a tantos santos, hermanos nuestros,
para que, rodeados de tal nube de testigos,
eliminemos de nuestra vida toda afección desordenada,
y corramos con esperanza y fortaleza,
fijos los ojos en Ti,
que sufriste la cruz, te humillaste
y te hiciste obediente hasta la muerte.
Y Dios te exaltó y otorgó el Nombre sobre todo nombre,
para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla
y toda lengua proclame que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

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